Decadente Infraestructura Cultural en Los Cabos

Los Cabos, B.C.S.-   Aun cuando se dice que un pueblo con cultura siempre será un pueblo menos violento, en el municipio de Los Cabos no se ha invertido en la construcción de infraestructura para la enseñanza cultural y lo que es por, los recintos existentes se encuentran en decadencia.

Museos, Casas de Cultura, Escuela de Música, Teatro y Pabellón son un claro ejemplo del abandono cultural de diferentes administraciones, agudizada en esta XII administración, pues por ejemplo aun cuando se anunció por el Instituto de la Cultura y las Artes, a cargo del Lic. Alan Castro Ruiz la rehabilitación del Museo Marino en San José del Cabo, nunca se hizo nada.

 

Por su parte la Casa de la Cultura de San José del Cabo “Alfredo Green González”, la cual se embelleció prácticamente solo por fuera con una inversión de más de 5 millones de pesos, de los cuales 4.5 millones fueron de recurso proveniente del ramo federal, dejó de lado necesidades prioritarias como amueblar los salones profesionalmente, pues al menos los jóvenes que asisten al ballet folklórico, zapatean directamente en el piso, acción que les causa un lento daño físico.

Otro ejemplo es la Casa de la Cultura de Cabo San Lucas, profesora “Nieves Trasviña de Ceseña”, entre otras de la zona rural, más que espacios para la enseñanza, así como la promoción de la cultura y las artes, son espacios deprimentes, pues están llenos de basura, con pintura vieja, algunas veces hasta grafiteados, con baños sucios y en ocasiones sin agua potable, además de la falta de salones equipados en su mayoría con instrumentos en desuso.

Dentro de la misma Casa de Cultura cabeña, se encuentra un edificio Galería, la cual en poco más de 3 años de inaugurada, lleva como máximo únicamente una docena de exposiciones, pues generalmente se la pasa como bodega de roedores e inundada de lodo tras el paso de cada lluvia.

Respecto a la Escuela de Música de S.J.D., poco se puede decir de su existencia pues sus carencias hacen de su infraestructura un recinto casi inoperante. Por otro lado, el Teatro de la Ciudad Miguel Lomeli Ceseña de S.J.D., el cual terminó por quedar en ruinas tras el paso del Huracán Odile, sigue cerrado a pesar de que se bajaron 10 millones de pesos del recurso federal para su rehabilitación.

De los Museos, los cuales deberían ser carta presentación para todo turista, así como orgullo de los residentes, tristemente son todo lo contrario, pues ninguno cumple con los requisitos para ser llamado museo, y es común que cada inicio de administración municipal, los funcionarios entrantes se comprometan a invertir, sin embargo, a la fecha están cada vez más abandonados.

Un claro ejemplo es el Museo Marino en San José del Cabo, el cual a la fecha no ha finalizado como elefante blanco gracias a la necesidad de un espacio para ensayar de los jóvenes de la Orquesta Juvenil de Los Cabos,  quienes cabe mencionar están ahí olvidados  aun cuando son uno de los proyectos municipales culturalmente hablando más importantes de Los Cabos, sin que a la fecha hayan sido apoyados para salir de ese mal oliente agujero  y tener su propio edificio con salones apropiados, como han solicitado en los últimos años sin ser escuchados.

Cada inicio de administración municipal, funcionarios se comprometen con rehabilitación de museo, hasta ahora nada se ha hecho.

Ya por último el Reciento Cultural más importante de Los Cabos y de los más destacables en todo el Estado, es decir el Pabellón Cultural “Nabor García Aguirre” de Cabo San Lucas, ha funcionado más como caja chica del Ayuntamiento, pues los cobros para el arrendamiento de sus teatros y diversos espacios no se han visto reflejados en su  infraestructura y equipo que cada vez esta más decadente, además de que nunca se le ha dado la seriedad y valor el reciento como tal, pues el escenario puede ser utilizado tanto para presentaciones artísticas de calidad como para bailables de reguetón.

Con esta pequeña y sencilla radiografía de la infraestructura cultural, se muestra cómo se encuentra el tema cultural actualmente en Los Cabos, donde urge un plan a futuro en infraestructura cultural de enseñanza, así como la rehabilitación, cuidado y respeto a los recintos culturales existentes, pues debieran ser tratados como tal y no como un salón de evento sociales.

De darse un giro, se podría trabajar en enaltecer y hacer crecer la propuesta cultural de calidad en Los Cabos, y no quedarse en simples festivales en plazas públicas que en ocasiones su tinte es más de entretenimiento que de promoción y difusión a la cultura.