Los Cabos, B.C.S.- A casi tres años de la fatal experiencia que se vivió en el destino al paso del huracán Odile, el presidente municipal Arturo de la Rosa Escalante ha declarado públicamente que el compromiso en esta temporada de huracanes, es preservar la integridad de las familias de Los Cabos, sin embargo no se cuenta con ningún albergue que reúna las condiciones necesarias para salvaguardar la vida humana, pues las escuelas públicas utilizadas como albergues no fueron diseñadas arquitectónicamente para ello y ponen en riesgo la vida humana.
Según un conteo el año anterior había más de 12 mil familias asentadas en zonas de alto riesgo, y que no pueden ser reubicadas al no contar el gobierno con reserva municipal, lo que pone en un verdadero peligro de vida a todas estas familias en cada temporada de huracanes.
En este momento Los Cabos está en plena temporada de huracanes y son estas más de 12 mil familias quienes corren primordialmente peligro latente al no contar con un hogar firmemente cimentado que los proteja de los devastadores fenómenos meteorológicos y tampoco de albergues seguros, que garanticen su integridad física.
En este sentido cabria hacer la comparación con Cancún otro de los destinos de playa en México, donde dentro las lecciones que dejó a su paso el poderoso huracán Wilma fue que cambiaron sus reglamentos de construcción, realizan certificación anual de hoteles para soportar los vientos huracanados, así como certificación anual de refugios para su comunidad local, entre otras prioridades.
En Los Cabos por su parte a pesar de que el huracán Odile fue una aterradora historia para turistas y locales que lo vivieron, la experiencia no ha sido tomada en cuenta pues cualquier zona propensa a fenómenos meteorológicos de este tipo debería contar con albergues que funcionen como albergues y diseñados como tal, pues al paso de las administraciones públicas no se ha construido ni uno solo; son principalmente escuelas públicas las que se habilitan, pero estas no están diseñadas para soportar un huracán de alto impacto y por ello hasta ahora fuertes vientos de diferentes lluvias y huracanes se han llegado a romper los vidrios, provocando hasta ahora solo heridas leves, de quienes están ahí con la intención de protegerse.
Construir albergues adecuados dejaría de lado la improvisación de los funcionarios públicos quienes aunque ayudan a evacuar las zonas de alto riesgo durante la contingencia, llevan a los indefensos a un refugio temporal que no reúne las condiciones necesarias como un edificio arquitectónico planeado para ello, equipado con servicio médico, plantas de luz, botiquín, colchonetas y comida no perecedera, entre otras prioridades.
Es así que al paso de casi tres años de este suceso que marco la vida de los cabeños y turistas presentes, y con un cambio de administración pública se sigue jugando con la vida humana de los residentes locales que pudieran estar presentes en otro impacto meteorológico al no contar con albergues adecuados.